¿Conoces los síntomas de un ataque de pánico?
Estás en un centro comercial, en ese momento estás relativamente relajado, lo que te resulta agradable porque has llevado una semana desesperadamente estresante.
De repente, empiezas a sentir sudores, notas temblor y cosquilleo en algunas partes de tu cuerpo, empiezas a ponerte nervioso y a respirar muy rápido, notas que el corazón te late muy deprisa y los músculos te flojean, todo comienza a darte vueltas y notas la necesidad de ponerte a gritar de golpe, no lo haces, pero crees que no vas a poder controlarlo, te da la sensación de que te estás volviendo loco ¡¡¡es horrible!!! notas la sensación de ahogo, sigues respirando muy, muy rápido, te da la sensación de que de un momento a otro te va a dar una ataque al corazón y te vas a quedar allí.Vas corriendo a la salida, a la calle, dónde haya menos gente, dónde parezca más fácil respirar…¡SOCORRO!… Ha pasado, ha sido horrible pero ha pasado. Te vas a casa acobardado por lo que acaba de pasar, pero… ¿qué diablos acaba de pasar?
Acabas de tener un ataque de pánico.
No hace falta que de definiciones técnicas porque acabamos de describir en qué consiste un ataque de pánico. Los ataques de pánico suelen aparecer tras un acontecimiento estresante ( fallecimiento de un ser querido, divorcio, despido, exámenes…) o tras una época estresante para la persona. No siempre es así, pero sí por regla general.
A efectos prácticos: una persona con trastorno del pánico es aquella que tras uno o sucesivos ataques, ha dejado de llevar una vida normal por miedo a volver a sufrir otro ataque.
La mayoría de las veces, una persona que sufre de trastorno de pánico acaba desarrollando agorafobia, que es el temor a los espacios en los que se es difícil escapar o pedir ayuda si se necesita, es decir, en el caso de sufrir un ataque de pánico. De ahí a que la mayoría de las personas que sufren de agorafobia, padecen o han padecido ataques de pánico.
La persona acaba evitando muchos sitios por miedo a sufrir otra crisis. Cuando va a los sitios tiene que ir acompañada de algún familiar o conocido; lleva sus “armas” en caso de tener un ataque: bolsita de papel (por si empieza a hiperventilar), ansiolíticos, gafas de sol, móvil… Cuando va a los sitios que ella considera “peligrosos” para su problema, la persona puede tener cierto tipo de conductas como: localizar todas las salidas de emergencia y similares.
Éstas y otras conductas son las que mantienen el problema porque evitan que la persona se exponga de forma real a la situación y compruebe que no va a tener un ataque de pánico y en el caso de tenerlo, no va a tener las consecuencias que cree que va a tener.
Normalmente los mayores miedos de las personas que padecen este problema son: perder el control y volverse loco y/o morirse de asfixia o de un ataque al corazón. Esto es porque interpretan de forma incorrecta los síntomas de su cuerpo. Ésa es la verdadera raíz del problema.
Si te ves identificado en alguna de estas situaciones o los problemas que te surgen en tú día a día se escapan a tu control ponte en contacto con un profesional de la psicología. En nuestra opinión como profesionales de la psicología el simple hecho de plantearte buscar ayuda psicológica es un indicador de que existe un malestar, así que, da el paso, estaremos encantados de poder ayudarte.
Leave a Reply