Las respuestas de ansiedad son reacciones defensivas e instantáneas ante el peligro. Cuando estas respuestas se dan ante situaciones que comprometen la seguridad de la persona, se consideran de adaptación y ejercen una función protectora.
Sin embargo, el problema surge cuando estas respuestas se disparan en nuestro organismo. La ansiedad dirige nuestras sensaciones, emociones y comportamientos. De esta forma, vemos nuestra vida controlada por el miedo y el malestar.
Tras un periodo de tiempo aparecen en forma de preocupación constante que siente una persona. Así, la preocupación por su propia salud, viajar en avión, estar en lugares con mucha gente o con poco espacio, representar una obra con público, etc.
En general, una respuesta de ansiedad no adaptativa, es en la que no sentirnos acompañados por un temor constante de que algo malo pueda suceder.